De
repente, me siento triste. Sin previo aviso, una ola de tristeza me embarga y
atenaza mi pecho. Acabo de entrar en el ascensor de este viejo hotel en Madrid
y me golpea el dolor por la ausencia de mi padre (que murió hace ya algunos
años). Cuando era un niño chico estuvimos una semana en Madrid para conocer la
ciudad a fondo, saltándonos las clases escolares. Fue una experiencia familiar
y cultural memorable.
Algo ha
conectado estos dos momentos en mi mente y ha activado este recuerdo de Papá
(que murió hace ya algunos años). Mi padré fue una persona honesta, llena de
valores humanos. Aunque aparentaba ser un hombre serio y distante (fué un
reconocido abogado), en el fondo de su corazón fué niño, con una inmensa
necesidad de ser amado y respetado. Cada vez que le recuerdo, siento su
presencia viva en el corazón de los que le amamos y los que él amó.
Es
sorprendente observar cómo funciona nuestra mente. Cómo situaciones
aparentemente triviales conectan con un caudal de contenidos (información,
emociones, valores) que yacen en algún sitio dentro de nosotros. Y emergen
inesperadamente con una gran capacidad de producir cambios en nosotros, emocionarnos
o motivarnos, alterando nuestra realidad presente (que es la única que existe).
Es
asombroso ver la cantidad de cosas que guardamos en nuestro interior. De hecho,
nuestro sistema mente-cuerpo registra y guarda información de todas las
experiencias que tenemos a lo largo de toda nuestra vida; y lo hace aunque no
seamos conscientes de esta información y experiencia. Desde la neurobiología se
afirma el hecho de que nuestra mente registra muchísima más información de la
que nuestra mente es consciente. Y esta información se almacena en nuestras
células (del cerebro y el cuerpo) y se procesa constantemente siendo usada
mediante nuestros mecanismos internos de forma no consciente. Científicos como
el Dr. Joe Dispenza nos recuerdan que nuestra mente es 5% consciente y 95%
inconsciente, ya que la mayor parte consiste en un funcionamiento comparable al
de programas que “operan” internamente. Otros científicos han investigado y
descrito mecanismos biológicos relevantes, como el Marcador Somático de
Damasio. Éste describe cómo todas las decisiones que tomamos están “marcadas”
por emociones no conscientes antes de que lleguen al lóbulo frontal de nuestro
cerebro donde devienen pensamientos conscientes. En base a ello, podemos
afirmar que incluso nuestros pensamientos y decisiones conscientes están
teñidas de subconsciente.
El
hecho es que la mente subconsciente llega mucho más lejos de lo que nuestra
mente consciente puede abarcar, tanto en términos de contenido (antes
explicado) como en otros varios aspectos como, por ejemplo, la edad. Sabemos
que no podemos conscientemente recordar prácticamente nada de antes de los 3
años de edad; sin embargo todas esas experiencias, incluso las anteriores al
nacimiento, están registradas en nuestra mente inconsciente y, por tanto,
también ellas afectan a nuestra vida y decisiones actuales.
En
general, tendemos a ignorar el poder de nuestra mente inconsciente. Es como si
negáramos su existencia por que no podemos pensar conscientemente sobre ella.
Ignoramos que nuestra mente inconsciente nos gobierna (o afecta considerablemente)
en la mayoría de nuestras experiencias y decisiones. El subconsciente es como
el apuntador de una obra teatral que, sin que se note, nos susurra qué hacer en
cada escena de nuestra vida. La mente subconsciente es también un sitio donde
podemos hallar explicaciones, clarificación de conflictos, alivio al
sufrimiento e incluso sanación. Pero, sobre todo, es una rica fuente de
recursos personales, motivación y bienestar que, mayoritariamente, no usamos.
En el
campo del desarrollo del liderazgo y del cambio organizacional hay una gran
oportunidad para avanzar y experimentar. Pero mientras el mundo de los negocios
y las organizaciones siga apegado mayormente al pensamiento racional y
consciente, todo este valor y oportunidades seguirán inexplotados. Por suerte, no son pocos los líderes
conscientes que ya han entendido el pleno potencial de la mente y lo aplican
con éxito.